BATALLITAS

El día se ha levantado con un sol de justicia. Es el último día que vamos a estar en la isla.

Han pasado tántas cosas... No dejo de pensar en la Virgen, mi hermosa Madre de Dios que vela por mi.

De las monjas, nadie sabe nada, pero es normal... la genta las acosaba demasiado y así no se puede vivir tranquilo. Y de la pequeña María nada... La he puesto María en mi pensamiento, puesto que su madre me pareció tan buena como la Virgen.

Empaqueto mis cosas... mi caro rodillo, mis apuntes y escritos y partimos ya.

Mi corazón se encoge, a cada vuelta de rueda que dan las carretas hacia la barcaza, dirección a Madrid.

Mi dulce nueva amiga Madeléine me dijo que le escribiera, que practicara mucho. Pero la verdad es que poco leeré. Ahora entiendo porqué al señor Conde Duque de Olivares no le hacía ni pizca de gracia que aprendiera de letras. Porque no sirve para nada. Querría leer más, pero... dónde... cuándo... y sobre todo, para qué. Si soy una simple cocinera, una seguidora de Dios, una pobre mujer que no tiene nada. Ni la honra me queda. Ya se encargó Rodrigo de arrancármela a los 12 años. Pero Dios ha hecho justicia y seguro que ahora ya está en el infierno. Y no sólo eso... la hija de Onofre, cuánto sufrimiento! Aún me duele el corazón recordando esa tirada de cartas... esas lágrimas que no pudo ni llorar. Pobre Francisca, pobre pequeña... Y esa mujer que iva siempre con nosotras, que parecía tan buena y era una malísima persona... Remei de Besalú se llama, Dios también le pasará factura algún día o... estará pagando ya?

El carro se va alejando. Y las casas cada vez se ven más pequeñas.

Un momento... se oye algo... Alguien está canturreando. Susurra una canción despacito. Es una melodía dulce como de nana... Me levanto. Es la voz de la Condesa Vittoria Della Rovere... jamás había visto tánto dolor en una persona, tánta amargura. Y eso que era noble y no una plebeya! Su voz se aleja entre los campos que ya huelen a primavera. Ese amor truncado... pobre señor Juan José de Austria... pobre hombre. No les envidio. Por un momento me alegro de ser quien soy... una simple cocinera y aunque jamás pasaré a la historia, tampoco lo quisiera si tuviera que pagar precios tan altos.

Y así seguiré.

Aunque si me hubiera tenido que casar, Antón de Oratxe era un buen hombre, caballeroso como el que más y muy amable conmigo. Lástima que tuviera ya esposa e hijo. Eso debe ser que Dios no quiere que me case, pues AMÉN.

Tomo asiento otra vez.

El sol calienta un poco más y sonrío.

Sólo hay una persona a quien voy a echar de menos. Sólo una. Jamás pensé que su ausencia la notara tanto: Hernesta. Hernesta ahora era ya noble, ahora tendría que pasar factura y aparentar lo que tuviera y lo que no tuviera. Qué triste existencia, qué hermoso regalo es poder ser como se es.

Sé que Don Luis de Méndez de Haro jamás prescindirá de mis servicios, así que la comida la tendré asegurada y él me protegerá. Y Podré ayudar en nombre de Dios a los más desfavorecidos, y seré algo más feliz haciendo feliz a la gente.

Al fin llegamos al barco y cargamos todo el equipaje.

Zarpamos. Y noto que mi sonrisa permanece en mis labios... ¡qué felicidad ser quien soy! ¡Qué felicidad ser una don nadie!





^_^
Giralda la cocinera.

PD: fotooooos

Sky escribió: Y esa mujer que iva siempre con nosotras, que parecía tan buena y era una malísima persona... Remei de Besalú se llama, Dios también le pasará factura algún día o... estará pagando ya?

Para no desaliéentarte, yo Remei de Besalú, ya he pagado mi precio, no vivo con mi marido (BIEN), él ahora está en España y yo en Francia, recogiendo los tributos que me producen mi abadiai, gracias al Cardenal Mazarino y mi Condado que porfín he recuperado. Un precio me ha tocado pagar, por traicionar a mi propio marido y a casi todos con los que hable. Mas un error cometí, luego de saber la lectura de las cartas no maté a la tiradora, lo único que considero que hice mal.

Por otro lado destacar, que cuando había el rumor que alguien quería atentar contra la vida de mi marido, era un rumor falso, ya había atentado, pero fue él dentro de su bondad el que sin querer me confesó su punto dévil.

De la órden de Calatraba a la única persona a la cual no descubrí fue a Onofre, ya que suficiente penas había tenido en su vida y consideraba que habíendo encontrado el amor durante su estancia en la Isla no lo había de perder


Remei de Besalú, Condesa de Urgell.

pD: mis fotos esta tarde las sube el que fue mi marido.

Sky... Sempre que et llegeixo m'emociones.

T'ho havia de dir.

Un petó ben gros de la Vittoria i sobretot de mi.

jur

m'encanta emocionar-te!